A continuación se
transcribe las conclusiones del documento investigativo publicado en
Pontedeume, sobre la historia del apellido Andrade en el noroeste de España.
“Desde mediados del
siglo XII, es posible encontrar Andrades en los Tumbos de Monfero y Caaveiro.
Toman el nombre de Andrade, villa o feligresía, luego coto, situado entre los
dominios de ambos monasterios. Cuando aparecen, los vemos confirmando en el
séquito de la familia Traba, al lado de otras familias como los Atániz o los
Sillobres. Como ellos, reciben el tratamiento de don, son almigeres, escuderos,
caballeros, se reparten el cargo de prestameros de Pruzos y Bezoucos que, en la
práctica, monopolizan. Tiene propiedades en Andrade, Grandal, Gestoso y S. Fiz
y, en un principio, mantienen buenas relaciones con Monfero y Caaveiro, a los
que donan, insistentemente en los mismos sitios, y en los que se mandan
enterrar, imitando un comportamiento similar al de la alta nobleza.
Sin embargo, la
inexistencia de mecanismos que mantengan la cohesión del patrimonio de la familia,
repartido de generación en generación, pende sobre ellos como una espada de Damocles.
El peligro es apenas mitigado con una eficaz política de matrimonio y con los
beneficios que reporta la actividad militar.
Con don Pedro
Bermúdez de Andrade, que en ambos mecanismos tuvo éxito, la familia alcanza la
cima en la primera etapa. Posiblemente fuese él el primer titular del coto de
Andrade, verdadero salvoconducto para mantener la identidad de una familia ya
con numerosas ramificaciones fuera del solar primitivo. Después, viene el
declive. Sus sucesores siguen conservando el cargo de prestameros, pero por
poco tiempo.
Con la fundación de
Pontedeume en 1270, dicho cargo se convierte en una reliquia del pasado. No
cabe duda de que el concejo de Pontedeume es un duro golpe para la nobleza
comarcal, no sólo porque el alfoz ha cercenado toda posibilidad de conseguir o aumentar
señoríos en una comarca donde los dominios monásticos alcanzan una extensión
considerable, sino porque el concejo se configura como un contrapeso de poder
menos vulnerable que los monasterios, que la monarquía no dejará de aprovechar.
La ancestral tierra
de la familia se salva de ser engullida por el alfoz por la presencia del coto,
del que, ciertamente, no sabemos mucho. La única solución es sobrevivir a costa
de los monasterios. No hay duda de las dificultades por las que pasan Fernán
Pérez de Andrade I y II.
Enemistados con
Caaveiro, tradicional monasterio de la familia, buscaran la ayuda de Monfero,
al que intentan encomendar. La crisis toca fondo con la muerte de los hermanos
Andrade en la Rocha.
Es el momento de los Freire de Andrade. Juan Freire se hace
con la encomienda del coto de Caaveiro, en la que le sucede su hijo, Rui Freire
de Andrade. Quien se haga con el coto tiene los destinos de la familia. Será
uno de los hijos de Rui Freire: Fernán Pérez Andrade III. El nombre es más que
un nombre, es la voluntad de recoger la antorcha. Encomendero de Caaveiro y
Monfero, como sus antepasados, mientras busca un buen partido con quien desposar
desde la peña de Leboreiro, donde construye su castillo cuando todavía era un
escudero, contempla la villa de Pontedeume dispuesto a devolver el golpe. La
oportunidad llega pronto de la mano de las guerras civiles”.
Fuente de
consulta:
Los documentos históricos también mencionan a Fernando de Andrade de las Mariñas
(1477-1540), como noble y militar. Mandó en a Infantería de Galicia.

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